Fragmentos de la memoria.

04/May/2011

Dinorah Polakof

Fragmentos de la memoria.

Por Dinorah Polakof
El acto central recordatorio del Día del Holocausto y el Heroísmo  se desarrolló en el espacio principal de la Kehilá el lunes 2 de mayo. A las 20.30 horas, la noche dio paso a un crisol de sensaciones diversas.
En primer lugar, contó con la asistencia del Presidente de la República, el Vicepresidente, la Intendente, Ministros y asesores del actual gobierno. Asimismo, varios dirigentes políticos de todos los partidos junto al numeroso público ocuparon el total de las instalaciones.  Y más, pues algunos de estos últimos debieron quedarse de pie dado el cuantioso número que superó las butacas dispuestas en el primer piso.
Los jóvenes, en su mayoría, nucleados desde los movimientos juveniles participaron en silencio respetuoso a la convocatoria.
En franca comunión se percibieron representantes de todas las Comunidades: afrodescendientes, cristianos, judíos.
Distintas instituciones de la colectividad también acompañaron el acto en el que se pudo observar un gran despliegue de la prensa nacional. Algunos noticieros proyectaron la instancia en el horario central, trasladada a los televidentes con voces e imágenes en vivo, y realzando la importancia del evento.
Respecto del acto en sí, se debe constatar una especial  diferencia, comparativa con sus predecesores. Si bien en los últimos años ya se apreciaba el alejamiento de los discursos, en la actualidad la conmemoración discurre por caminos plenos de expresividad.
Resultó acertado incluir las manifestaciones artísticas desde la música, el teatro, la danza, el audio visual. Las imágenes interdisciplinarias penetraron fehacientemente en el conglomerado dispuesto a recibir los vestigios de la memoria. Bien en claro quedó la aproximación del pueblo judío al libro, a la literatura, a los valores humanos.
Adecuada fue también la intervención del Rabino Isaac Fadda quien ofició el momento litúrgico, ofreciendo su voz para los rezos en los que se llora el asesinato de las seis millones de víctimas.
Sin embargo, la Shoá pervive en el cuerpo y el alma de los propios sobrevivientes.
Por ellos, para no olvidar la barbarie cometida por el nazismo, fueron encendidas siete velas en recuerdo de los que perecieron durante el exterminio.
Las futuras generaciones, representadas en los hijos y nietos de quienes han dado testimonio del horror, acompañaron a sus mayores. En el dolor y en la persistencia del pueblo judío, se instó a rememorar a los combatientes, a los héroes que sin armas defendieron la tolerancia ante la insana locura de un mundo atrofiado.